sábado, 30 de noviembre de 2013
El cartero… llamo solo una vez.
El cartero… llamo solo una vez.
Nunca te puedes imaginar que puede sentir una mujer cuando se pone bella… y al referirme a bella, lo digo empezando por su ropa interior… es complicado que un hombre sepa en realidad lo que se siente… aunque se podrían aproximar las definiciones entre un hombre y una mujer.
Siempre
he sabido que mi pareja tenia buen gusto para su ropa interior… se
que le gusta que sea atrevida a la vez que cómoda… colores suaves
o más calidos dependiendo de la estación del año… o de la ropa
que vaya a llevar encima.
Yo
siempre le hecho halago de su buen gusto… y he soñado muchas,
muchas veces con esos modelitos ocultos a muchos ojos y que solo unos
pocos los puedan disfrutar… siempre comento lo mismo, es una pena
que la lencería quede tapada con una falda o una blusa… una pena.
La
distancia entre nosotros es de unos cuantos kilómetros, eso hace
que no pueda disfrutar de las bellezas que cubren el cuerpo de Mery,
así se llama mi chica… su pecho esta bien formado redondeado con
aureolas grandes y pezones erectos, sus caderas son fuertes y a la
vez sexys unidas a su glúteo que esta muy duro, donde sus bragas
quedan como un guante a la mano, su lencería exquisita, bella y
sexy, su pelo negro y largo y sus ojos son oscuros entre marrones y
color chocolate.
A
veces los sueños se cumplen… los deseos y siempre sueño tener
algo más de Mery… siempre ¡!
Y
así un buen día llamo el cartero a casa y dijo mi nombre Peter…
tienes un paquete grito!!
Un
paquete ¿?? No era navidad, ni mi cumpleaños… que coño será
ahora ¿?
Pensé
¡! Que coones traerá el cartero ¡!.
Mi
novia tiene esa costumbre mandarme paquetitos con “cosas” cosas
deliciosas y cuando menos te lo esperas y hoy era uno de esos días.
Esta
vez era una caja con muchas cajitas, cajas decoradas con corazones y
atadas con lazos de colores, en un principio pensé en esas muñecas
rusas “matrioskas”, donde se empieza por una grande y dentro se
van sucediendo las pequeñas.
Tranquilamente
lo saque todo y dispuse las cajitas por encima de la mesa de mi
escritorio una detrás de otra… pero cual abrir primero ¿? Que
podría haber dentro de ellas ¿? Cual seria la sorpresa ¿?
Después
de meditarlo un poco abrí una de esas cajas y me imagine, NO, no
podía imaginar lo que allí podría encontrar.
La
boca se me entreabrió con sorpresa, mis ojos se humedecieron, mi
corazón palpitaba descontrolado, mis manos sudorosas… durante un
buen rato mi cuerpo se quedo inmóvil, con los ojos fijos y mis manos
rígidas apoyadas en la mesa sin saber que hacer, temblaba todo mi
cuerpo.
Así
durante un tiempo, diez minutos, veinte minutos, no sabría decirlo,
cerré los ojos y tragué saliva, la sensación era como si estuviera
en lo más alto del clímax, mi cuerpo se abandonaba a las
sensaciones, a la imaginación.
Un
total abandono y cuando pude reaccionar al cabo de esos minutos, note
que mi ropa interior y pantalones estaban húmedos… me había
excitado, me había excitado tanto que mi polla se corrió sin
necesidad de que la acariciara, solo con mirar por encima lo que
había en aquella caja.
Alargue
mis manos y coji tan valiosa prenda para mí, la primera caja
contenía unas braguitas de seda negras adornadas con un lazo y
transparencias en la parte trasera, al tocarlas era como estar en
otra dimensión, con delicadeza me las acerque a mi nariz… y como
era de suponer su perfume habitual lo llenaba todo, fui recorriendo
mi cara, mi torso con esas braguitas que apretaba entre mis manos,
así durante un rato disfrutado de la suavidad de dicha prenda.
Me
atrevería a ponérmelas?? meterme dentro de ellas ¿?
Me
dirigí al baño para darme una ducha antes de ponerme las braguitas…
pues mis huevos, mis muslos continuaban mojados y así lo hice,
mientras me frotaba pasando lentamente por mi polla sentí la
erección, no era una erección completa, es como solemos decir los
hombres “morcillona” y aunque es una forma de llamarla
vulgarmente es así, no es una erección total (mi novia me dice que
le gusta mi polla en ese estado, porque cuando se la mete en su boca
la pude dominar mejor al jugar con ella ) ósea estaba en el punto
exacto al gusto de ella… (Si Mery pudiera verme ahora) me dije.
Acabe
de ducharme y me puse esa lencería, me mire al espejo y me la
imagine a ella, caminando por la casa en braguitas, bellísima y
espectacular, me sentía cómodo con su ropa interior, muy a gusto y
me fui hacia mi mesa de nuevo para ir descubriendo algo más… como
ya dije con anterioridad había más cajitas, aparte el resto y me
propuse abrir otra, con un placer difícil de explicar que me
recorría todo el cuerpo, de nuevo empecé a temblar, mi corazón
latía y latía… y de nuevo al destapar ese regalo mi cuerpo volvió
a paralizarse.
Esta
vez era algo más, era un conjunto completo de ropa interior
sujetador y braguitas a juego… ufff.
Solo
se me paso una idea por la cabeza… no podía ser otra cosa, Mery
quería acabar conmigo y solo se le ocurrió que fuera de un ataque
cardiaco????? Eso era ¿?? Porque yo ya estaba descontrolado, fuera
de mí.
Me
retire de un salto de la mesa echando mi sillón hacia atrás y
rebotando en la pared que paro el empujón, me recosté sobre el y
puse mis manos en mi corazón, seque el sudor de mi frente, apreté
mis labios y me dije… ten valor Peter, esto es para ti, no digas
nada y ten valor ¡!!
Y
armado de valor, con mi polla con subidas de erección en estado
dura, dura como una barra de hierro y morcillota, poquito a poco me
acerque a la mesa arrastrando mi sillón conmigo.
Frote
mis manos y muy sigiloso saque el regalo de la caja y lo puse encima
de la mesa, mis muslos se frotaban entre si, no sabría decir si por
nerviosismo o para acompañar mi excitación, acaricie mis pezones un
poco apretándolos con firmeza… mientras extendía las braguitas
sobre la mesa dedicándoles una mirada penetrante y contando una a
una las piedrecitas que la embellecían mucho más, su color era azul
turquesa, tan suaves al tacto como las que yo llevaba puestas, la
parte delantera era de encaje en el mismo tono y las piedrecitas al
mismo tono también, no eran muy escotadas más bien tapaban lo
justo, el sujetador era tanto o más sugerente… ese color azul
turquesa le quedaba muy bien a Mery, que mantenía su color de piel
moreno tanto en verano como en invierno.
Con
las prendas en mis manos me las volví acercar a mi rostro sintiendo
de nuevo el perfume que suele ponerse ella, esta vez no me conforme
con olerlas, mis labios rozaron el encaje, mi lengua lamia por todas
las costuras.
Me
volvía a recostar en mi sillón y me deje llevar por el grandioso
momento… me imagine a ella con esa lencería invitándome a su
cama… provocándome.
De
nuevo mi cuerpo estaba en otra dimensión y esta vez sin meditarlo
pase con mi manos hasta llegar por encima de las braguitas que tenia
puestas, mi polla era hierro puro y duro, mis dedos resbalaron entre
las bragas y mi pelvis hasta encontrar mi polla, acerque mis dedos al
glande y como era de imaginar estaba de nuevo humedecido.
Aparte
las bragas y me acaricie la polla, muy despacio y poco a poco…
hasta que mi polla volvió a mojarme de totalmente de nuevo, mi semen
era abundante y caliente, descanse unos momentos y disfrute.
volví
de nuevo a la cruel realidad y me di otra ducha para refrescar un
poco, mientras lavaba esas bragas, sentí de nuevo que mi polla se
excitaba, no queriendo perder ese momento esta vez fui más atrevido…
me puse las bragas y el sujetador y me eche sobre mi cama.
Recorrí
con la yema de mis dedos mi nuca, mi cuello, por mi torso… hasta
llegar a mi pelvis y rastrear por encima de las bragas mi polla,
hasta conseguir una perfecta erección, seria mi tercera corrida ese
día y sin tener que meter la polla en su coño, mi tercera corrida
pensando en ella y acariciando su ropa interior.
Así,
así masajeándola con delicadeza, mientras mi otra mano acariciaba
mis huevos que estaban endurecidos, así sin prisa porque quería
disfrutarlo, así, así… una música se escuchaba a lo lejos y
estaba atardeciendo, mis manos jugueteaban entre mi polla y los
huevos.
Sonó
el teléfono, era Mery!!!!
Dime
cariño… (respondí) su voz es tan sensual como todo en ella y
mientras hablábamos no deje de masturbarme, porque sus palabras sin
llegar a ser provocantes incitaban al goce, esa manera suya de
susurrarme tan dulcemente.
Y
me pregunto entre risas, Peter amore te llego el cartero ¿?? Solo
respondí SÍ, el cartero siempre llama una vez.
Mery
seguía riendo alegremente… y yo continuaba con mis caricias, que
placer dios mío ¡!
Que
goce ¡! Que corrida, que corrida ¡!
Le
dije mientras mi chica reía y reía, al mismo tiempo que me besaba a
trabes del teléfono y me decía, amor mío corretee ¡! Corretee
hasta reventar ¡!
A
veces los sueños se cumplen, los deseos y siempre sueño tener algo
más de Mery… siempre ¡!
Dama
De La Noche
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